Previo al mediodía del día quince del octavo mes, hallándome en un rincón de mi habitación, entre pulsaciones de códigos invisibles que aciertan a la expulsión de sonidos de una sonata... mi mejor anhelo es golpeado con el infortunio de aquello que conozco y que tanto detesto.
Es el hartazgo de las orgías sin voz, el jadeo sin abrigo y las estrellas que se apagan carentes de constelación y de mi luz extinta.
Eh caido en ese abismo de antaño, en ese abismo de nocturnos que hiere sin inicio ni final.
No eh querido desplegar mis alas, algo me dice que debo escalar, pero una vez fuera, no creeré en los pasos de las matrices y en sus acciones cuyas conciencias ocultas con velos de luna se exciben desnudas jamás.
...En algún lugar oculto, encenderé una vela junto a inciensos con aromas a rosas, y posaré mis manos para capturar su luz.
Autor: Raúl Silverio Carbajal
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