domingo, 30 de junio de 2013

Abrázame


Eran las 6:12 de la mañana de uno de estos días cercanos, había despertado con una sensación extraña, intuyendo como si algo se hubiera extraviado en mi memoria, el frío matutino me hizo arrebujar bajo la colcha polar que me entibiaba el cuerpo, en ese intento supe que te había soñado, que te había visto pasar a cierta distancia de mí, entre matorrales y árboles de una porción de bosque; te veías con un aire de extraviada además de interrogante en cada movimiento tuyo. La ligereza del viento arremolinó tus cabellos por una fracción de segundos y vi que te embargaba un temor que había descifrado con anterioridad.

Tu presencia súbita había ocasionado en mí, las siempre sensaciones de fuertes palpitaciones en mi corazón cuando estas junto a mí, y tú sabes muy bien el porqué. Tu figura se había colado a través de las circunstancias evidentes, completamente notoria cuando tus ojos se encontraron en el espejo compartido, de repente, entre móviles escasos, te acercaste despacio y dubitativa, como cuando cuestionas tus ideas y tus preceptos, pero allí estabas, frente a mí, como siempre y como nunca por tu ahora ausencia, tan tímida y amable, dulcemente hermosa con la pauta de la simpleza que viste tu existencia que me hace volver junto a ti. Y en el silencio de mi imaginación, te pedí que me abrazaras como ocurriera en nuestras tres noches eternas, cuando respirabas mi aroma y yo respiraba el tuyo, encarcelados en la libertad de un amor de auras que ambos entendemos bajo el amparo de los destinos de las noches.

Una frase que no recuerdo se articuló en mis labios y nuevamente supe que ya no podía vivir sin ti, entonces, las sombras bordeó los contornos, y allí me quedé, abrazado a ti, en las sombras y para siempre.

Autor: Raúl Silverio Carbajal
© Derechos Reservados

foto: google

sábado, 15 de junio de 2013

Ágape


La noche sin luna ha venido a visitarme, es la visita más hermosa que recibo en mis días eternos, luego de las horas inescrupulosas de luz que pretenden dibujar fuegos que antes fueron míos. Mi morada se prepara para recibirte, cálida, amable y con un festín de reyes ausentes que gozaron la presencia lejana de la inmortalidad.

Las aves de la noche hacen el coro de bienvenida, y el ágape núbil de vosotros para mi gracia retribuida se impregna en el oscuro de mis ojos.

Los aromas de la virgen deducen una infancia cercana que pronto será guardada en el olvido sin muros ni estadías.

El rojo del vino se confundirá una vez más con el tibio carmesí que inundará el regazo de la estirpe, de las sonrisas y de mi estado benevolente para vosotros.

Autor: Raúl Silverio Carbajal
© Derechos Reservados
Foto: google

domingo, 9 de junio de 2013

A Sarah Ellen - Cien Años Después...

Sarah es tu gracia.

Princesa es tu origen.

Te fue concedido la sapiencia que ocultabas, los sortilegios en tus pupilas, los encantos en tu femineidad y en tu voz los coros del cielo cuando los ángeles articulan sus felonías.
Fueron los días ocultos en tu semblanza origen, en el oscuro de la noche, en la plata de la luna y en el oro del sol.

Los mundanos temen tu presencia, siempre te han temido. Ellos desconocen la fuente de tu paz, la perseverancia de tus pasos y el desliz de tus manos que dibujan los caprichos sobre telas que se insertan en la fiebre de tus sueños.

Sentenciada culpable por tus artes, por el miedo de los otros. Ellos te dieron muerte y sonrieron aún temerosos propios de su cobardía a tus últimas palabras, entonces tus ojos se cerraron.

Tu cuerpo blanquecino viajó a través de mares y vientos, arrullado por el canto de las sirenas que conocen tu estado de tiempo alterado.

Ahora descansas en suelo santo, cerca de extraños que te acogieron en sus brazos fraternos. Las palmas se juntan en el ademán seguido para que labios ajenos entonen una oración con tu nombre: - "Sarah".

El pueblo pesquero de "Pisco" amanece hasta más allá de los cien años, y en su fertilidad, aún cobija a una hermana de la tierra y de las auras.

Autor: Raúl Silverio Carbajal
© Derechos Reservados

Hojas Noche


Escucho susurridos extraños a corta distancia, frases inasibles que no terminan de armarse cuando llegan a mis oídos y la interrogante inicia su sentencia.
 
La elegibilidad de las articulaciones y devaneo de simposio nocturno, vienen a ocultas hacia la atmósfera de mi alcoba en donde pululan tonos densos, acompasada de una voz frágil que congestiona mi artilugio corpóreo y tácito como RECUERDOS literales, anteponiéndose a mi amorío desde el hurto por justicia en una acción de PYGMALION y sueño infinito para culminar en EL SONIDO DE TU SILENCIO, silencio que golpea mis sienes cuando tu presencia se muestra ausente y mis ojos te buscan en el bullicio de personas que no me interesan. Sabes que aún te recuerdo, y tu recuerdo es verbo en los espacios de mi alma que dejaste quebrada en el fango de un destino que no quiero.
 
Te recuerdo y simplemente fenezco.
 
Las hojas caen en la noche, golpeadas por vientos y adornadas con escarchas húmedas y luces que mueren en el intento por existir en mis SUEÑOS INFINITOS que se amparan en una poesía oscura, convertida en tu nombre que pronuncio antes y luego del vino en mis labios.
 
Autor: Raúl Silverio Carbajal
© Derechos Reservados

Foto: google
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* Post Data: Dedicado a mis amigos de la banda Sinfonia Nocturna, a la grácil Noelia (vocalista de Sinfonia) y al arte que nos obsequian. Las palabras en mayúscula en la narrativa Hojas Noche, corresponde a los títulos de las canciones de su primer disco llamado Pygmalion.