Hijo del cielo
Has caído en los brazos del fuego
En la desesperanza sin voz
En las felonías que aguardaron tu descenso sin sentido y lejano de la perversión ingenua de un corazón que ya no existe.
Hijo del cielo
Lágrimas caen de los seres sin sentido mientras los tornasoles coagulan en el albedrío de la locura y las muecas se dibujan en los muros del pueblo de los demonios.
El exilio ha comenzado.
Hijo del cielo
En la lejanía de lo cercano, se oye el tropel de los sin gracia que pronuncian tu nombre y la delgada caricia se hace próxima.
Noble e impaciente, aguardas sin el miedo del hielo que involucran las porfías y esos vuelos que descubres sumergido en esa ahora tu nueva libertad.
Autor: Raúl Silverio Carbajal
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