I
Eterna en tu bosque
Hermosa desde la sombras sin luz
Diáfana en el contrito de tu corazón de odios
Silentes en tus ojos de visiones lejanas que ahora son espejismos.
II
Hada de las estaciones, tu presencia comulga con esa naturaleza que olvidaste desde auras sin nombres y cielos sin límites. Olvidaste el romance de salidas y ponientes de soles infinitos; luego venia el dibujo de la luna blanquecina y entonces sonreías en la armonía de tu naturaleza.
El humano convertido en rey vuelve por tu gloria, buscará adueñarse de lo que no entiende y que jamás podrá poseer.
Se encienden los fuegos y el destino hablará entre el acero y tu magia de las noches en el páramo de las voces y sus ecos.
Eterna en tu bosque
Hermosa desde la sombras sin luz
Diáfana en el contrito de tu corazón de odios
Silentes en tus ojos de visiones lejanas que ahora son espejismos.
II
Hada de las estaciones, tu presencia comulga con esa naturaleza que olvidaste desde auras sin nombres y cielos sin límites. Olvidaste el romance de salidas y ponientes de soles infinitos; luego venia el dibujo de la luna blanquecina y entonces sonreías en la armonía de tu naturaleza.
El humano convertido en rey vuelve por tu gloria, buscará adueñarse de lo que no entiende y que jamás podrá poseer.
Se encienden los fuegos y el destino hablará entre el acero y tu magia de las noches en el páramo de las voces y sus ecos.
Autor: Raúl Silverio Carbajal
© Derechos Reservados
Imagen: google
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