En el desierto de mi alma
En el silencio de los limbos
En las voces sordas que distan tu nombre
El drama se acentúa y mis ojos se ciegan al sol
Dama de las canelas bajo la lumbre de Arietis, bien sabes que necesito existir en tu vía, cada día de mi existencia, cada momento perpetuo de esa indiferencia tuya que mata en una muerte extraña para una agonía sin alma.
Ven y mírame una vez más, dibuja tu rostro con tus manos y bésame con el dulzor de tus labios que un tiempo me embriagaron e hicieron rendirme a ti.
Observa tus ojos a los míos para reconocer el cielo con formas de mujer y tu corazón de amor. -"Mi hermosa Mujer". Lejana e indiferente y convertida en el artificio de las luces fútiles.
Autor: Raúl Silverio Carbajal
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