Porcelana estática con formas de mujer.
Ostentosa en tu temor por la noche.
Te acompañan los velos y tules de esa alcoba de siempre, con flores inertes para la ausencia de tu corazón, tan solo queda en tu tez, los aromas de tus amantes casuales en los mediodías tempranos y restantes cuando liberas la argucia de robarles un poco de su estado inasible para luego enrojecer tus ojos con la sangre de sus almas mortales, ello te satisface hasta que cae la noche en tu estadía solitaria y silente.
El viento de la noche canta tus romances que escuchan tus demonios antes clérigos, ellos tan solo te observan.
Ostentosa en tu temor por la noche.
Te acompañan los velos y tules de esa alcoba de siempre, con flores inertes para la ausencia de tu corazón, tan solo queda en tu tez, los aromas de tus amantes casuales en los mediodías tempranos y restantes cuando liberas la argucia de robarles un poco de su estado inasible para luego enrojecer tus ojos con la sangre de sus almas mortales, ello te satisface hasta que cae la noche en tu estadía solitaria y silente.
El viento de la noche canta tus romances que escuchan tus demonios antes clérigos, ellos tan solo te observan.
Autor: Raúl Silverio Carbajal
© Derechos Reservados
Imagen: google
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