sábado, 26 de abril de 2014

El Bosque de Anabel



El jardín se había desbordado y se había hecho extenso, los árboles habían crecido demasiado altos y los arbustos lo imitaban en su intento. Las carcajadas compartidas habían desaparecido del interior y de alguna posible situación casual e ingenua en la retorcida memoria de Anabel.

Anabel oculta su rostro con la caricatura de su fantasía, fue al poco tiempo y después de cuando entonces tenía a dos hermanos contemporáneos para su entonces edad cercana a la pubertad, pubertad que ya no existe.

Una tarde de Abril, en el amplio verdor del jardín cargado de humedad, aromas dulces y musgos suaves que hacían de alfombra para el artificio de las hadas, el paisaje se convirtió en tibio y rojizo, acompañado de gritos desesperados que se apagaron con prontitud. Anabel, ahora tenía el bosque para ella sola.

Autor: Raúl Silverio Carbajal
© Derechos Reservados

Imagen: google

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