Los
arpegios de tu arte dual se dibujan en las sombras de la noche, el
viento y la lluvia intentarán ahogar los gritos de los desafortunados
imbéciles marcados para morir en las calles caóticas por alucinógenos,
sexo e impiedad.
La cadencia silbante del plomo se impregna en tus carnes mientras sonríes en el espasmo de la esperanza y en el arrullo incomprensible de lo inevitable.
Ellos, los desafortunados caen juntos a sus almas condenadas y lo disfrutas en el rictus de una satisfacción que duele y huele a venganza en octubre.
El graznido de la muerte color noche te acompaña desde el oscuro cielo, desde el ventanal roto, desde los recuerdos que duelen y satisfacen cuando se convierten en piel suave, ojos que aman y tactos que desean con la ternura de tu amada Shelly.
La cadencia silbante del plomo se impregna en tus carnes mientras sonríes en el espasmo de la esperanza y en el arrullo incomprensible de lo inevitable.
Ellos, los desafortunados caen juntos a sus almas condenadas y lo disfrutas en el rictus de una satisfacción que duele y huele a venganza en octubre.
El graznido de la muerte color noche te acompaña desde el oscuro cielo, desde el ventanal roto, desde los recuerdos que duelen y satisfacen cuando se convierten en piel suave, ojos que aman y tactos que desean con la ternura de tu amada Shelly.
Autor: Raúl Silverio Carbajal
© Derechos Reservados
Imagen: google
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