Y entonces mis ojos perdieron su brillo.
Tu ausencia opacó su visión y el horizonte de los días fenecieron en ese absurdo ceder por la infame sociedad impuesta e incompatible para el universo de auras.
La hermosa imagen se habia extinguido junto a sus aromas de vid y perfumes que seducen con el homónimo a tu genero sutil.
Te habias ido y habia quedado en el más oscuro absoluto, en un limbo de ruidos y silencios que aturden hasta simular el odio hacia tu hermoso nombre y el aliento de tu interior.
Tu ausencia opacó su visión y el horizonte de los días fenecieron en ese absurdo ceder por la infame sociedad impuesta e incompatible para el universo de auras.
La hermosa imagen se habia extinguido junto a sus aromas de vid y perfumes que seducen con el homónimo a tu genero sutil.
Te habias ido y habia quedado en el más oscuro absoluto, en un limbo de ruidos y silencios que aturden hasta simular el odio hacia tu hermoso nombre y el aliento de tu interior.
Autor: Raúl Silverio Carbajal
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