En el oscuro salón de los cielos extraviados, se deslizan lazos de tactos ingenuos a voluntad de terciopelo y coral.
El tiempo paralelo se ha detenido en un transcurrir homogéneo, para ser cómplice de una acción consumada en el pasado perpetuo, lejos de los sarcasmos de rituales memorizados.
Las voces apenas audibles se susurran a los oídos y se estremecen las dermis con sus aromas y las formas se hacen espectrales en un delineo de luz ámbar y carmesí.
Los nombres se hacen plurales en el oscuro de la luz, entre cenizas de barro incandescente y diminutas florecillas negras que adornan los secretos de hembras mortales y el nefilim antiguo.
La luz se ha engendrado en los círculos momentáneos, tal como mencionan los cantos de los clérigos y los símbolos de sus desarticulados templos.
El tiempo viene, acompañado del viento y de los eternos.
El tiempo paralelo se ha detenido en un transcurrir homogéneo, para ser cómplice de una acción consumada en el pasado perpetuo, lejos de los sarcasmos de rituales memorizados.
Las voces apenas audibles se susurran a los oídos y se estremecen las dermis con sus aromas y las formas se hacen espectrales en un delineo de luz ámbar y carmesí.
Los nombres se hacen plurales en el oscuro de la luz, entre cenizas de barro incandescente y diminutas florecillas negras que adornan los secretos de hembras mortales y el nefilim antiguo.
La luz se ha engendrado en los círculos momentáneos, tal como mencionan los cantos de los clérigos y los símbolos de sus desarticulados templos.
El tiempo viene, acompañado del viento y de los eternos.
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