Los días cálidos me recuerdan a ti.
Los estíos a destiempo me envuelven en esa pasión por tus sentidos de dama y el sortilegio de tus dulces felonías sobre la arena pálida y el viento en nuestros rostros.
Las vías de las mañanas tempranas, me llevan hacia las líneas de tus formas, hacia tus frases que me hacen musitar tu nombre entre colores y tiempos estáticos compartidos en los ojos y en los labios cuando se convierten en besos de antaño que me invitan a seguir en tu hermosa existencia.
Lo onírico ya ha hecho su labor, el cosmos y las profecías de oro alcanzan tu destino junto al mío y ello es inevitable.
Los mundos se juntarán pronto en el contrito, caerán las estrellas sobre la faz y los días postrimeros al cielo que renacerá con la voluntad de un romance de dioses; entonces, todo se habrá consumado.
Los estíos a destiempo me envuelven en esa pasión por tus sentidos de dama y el sortilegio de tus dulces felonías sobre la arena pálida y el viento en nuestros rostros.
Las vías de las mañanas tempranas, me llevan hacia las líneas de tus formas, hacia tus frases que me hacen musitar tu nombre entre colores y tiempos estáticos compartidos en los ojos y en los labios cuando se convierten en besos de antaño que me invitan a seguir en tu hermosa existencia.
Lo onírico ya ha hecho su labor, el cosmos y las profecías de oro alcanzan tu destino junto al mío y ello es inevitable.
Los mundos se juntarán pronto en el contrito, caerán las estrellas sobre la faz y los días postrimeros al cielo que renacerá con la voluntad de un romance de dioses; entonces, todo se habrá consumado.
Autor: Raúl Silverio Carbajal
© Derechos Reservados
foto: google
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