Dama de mis ojos ciegos, yo te observo desde la conciencia desvalida de los credos.
Dama de mis ojos ciegos, contemplo tu desvarió lúcido en cada espacio de tus ideas, en las danzas sobre la niebla de los corazones de un cielo hermoso que ya no existe.
Autor: Raúl Silverio Carbajal
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foto: google
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