Lluvia momentánea sobre la ciudad.
Las gentes caminan apuradas hacia sus destinos ocasionales.
La lluvia cae sobre mi rostro, articulando satisfacción de tiempos con sonrisas y esperanzas diferentes que evocan a tu gracia nocturna, crucial y sugerente a una pronunciación hermosa en mis brazos de eclipses.
Lluvia momentánea sobre la ciudad.
Las gentes caminan apuradas hacia sus destinos casuales.
Y la lluvia, hace de compañía a mis pasos en aceras de parques parecidos a los de antaño.
La lluvia cae silenciosa y con sabor a mar, que me refiere a esa tu distancia que provocas, insensible y ciega para la incertidumbre de un corazón que fenece a solas.
Lluvia momentánea sobre la ciudad.
Y las gentes caminan apuradas hacia sus destinos desatinados, y no ven a un individuo que sonríe triste y en medio del bullicio insensible cuando los alados cruzan su camino sobre el viento.
Las gentes caminan apuradas hacia sus destinos ocasionales.
La lluvia cae sobre mi rostro, articulando satisfacción de tiempos con sonrisas y esperanzas diferentes que evocan a tu gracia nocturna, crucial y sugerente a una pronunciación hermosa en mis brazos de eclipses.
Lluvia momentánea sobre la ciudad.
Las gentes caminan apuradas hacia sus destinos casuales.
Y la lluvia, hace de compañía a mis pasos en aceras de parques parecidos a los de antaño.
La lluvia cae silenciosa y con sabor a mar, que me refiere a esa tu distancia que provocas, insensible y ciega para la incertidumbre de un corazón que fenece a solas.
Lluvia momentánea sobre la ciudad.
Y las gentes caminan apuradas hacia sus destinos desatinados, y no ven a un individuo que sonríe triste y en medio del bullicio insensible cuando los alados cruzan su camino sobre el viento.
Autor: Raúl Silverio Carbajal
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