sábado, 22 de diciembre de 2012

Turquesa


Me quedé observando por un rato esta pintura, vi lejanía en lo cercano, el dolor tras una sonrisa, la inclemencia del alejamiento de lo corpóreo junto a la idea en melodias ajenas, me quedé de pie por mucho rato y vi que las gentes eran la continuidad de sus propios pasos mientras los tuyos no los podía encontrar, entonces sentí frío a pocos minutos de un momento de la tibieza de tu hermosa imagen que se pierde en la distancia tornasol y turquesa.

Autor: Raúl Silverio Carbajal
© Derechos Reservados 2012.

foto: google

viernes, 12 de octubre de 2012

Fobos












Polvoriento púrpura
Polvoriento gris
Espacio oscuro de las almas

Materia espectral bajo una lápida de roca extraña y lejos de insensatos manifiestos, me contemplo entre participaciones de argucias de los elegidos.

Fobos, hijo de Ares, miedo es tu nombre, hermoso el matiz del linaje influyente a suicidas, a sortilegios en el oculto diurno de los amantes de pureza que dista del final de los tiempos clandestinos que evocan aquellos ángeles de luces sombrías desde la superficie de tu enigmática luna.

En la estadía del tiempo envejecido, los cielos alinean a los cuerpos celestes, se capturan a los últimos seres capaces de discernir el retorno de los amoríos eternos, lejos de la felonía quien fuera el testigo carnal para subsistir.


Autor: Raúl Silverio Carbajal
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sábado, 22 de septiembre de 2012

Conjuro


Observa mis ojos, conéctate con mi alma y allí encuentra tu amorío eterno a mi lado.

Observa el siglo del advenimiento de las brujas y sus sortilegios, recuerda el sacrificio de mi estado  para que existieras eterna cuando la ira del fuego consumía los cuerpos inertes.

Aguarda a la pronta noche sin luna de tu tiempo precario, realiza el conjuro de las almas dolientes y únete a la continuidad de nuestro destino interrumpido.

Autor: Raúl Silverio Carbajal
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lunes, 17 de septiembre de 2012

Ella sueña


Ella sueña con mantas de colores

Ella cree en sus sentidos volátiles y lejanos de la cordura

Ella es feliz con sonrisas cálidas que acarician sus contornos y que la deleitan como el sol del verano en alguna playa de arena blanca y olas espumosas en un eterno vaivén de aguas claras mientras afloran sus ideas tornasol.

Ella vuela en el nocturno sin ruidos extravagantes, se sacude leve cuando una ráfaga de viento alude a sus cabellos negros, y sus ojos se duermen a la espera pronta del éxtasis sensitivo de sus orgasmos intranquilos que terminan adormeciéndola junto a su amante imaginario o suplantado entre telas y su piel.

Ella no recuerda su nombre

Ella no reconoce sus lágrimas

Ella cree en aquello que la intercambia de tiempo en tiempo como la ninfa desterrada de sus ríos cerca al mar.

Ella captura sus horas de felicidad mientras escapan sus días que completan años que la desdicen desde sus creencias religiosas a una simple loca.

Autor: Raúl Silverio Carbajal
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lunes, 3 de septiembre de 2012

Caminante

.Hoy deambulas por las calles de la ciudad jardín, la añorada ciudad de los reyes, la ciudad del smog y ruidos indolentes que exploran en conciencias nóveles con finalidad de indiferencia.

Caminante, ayer visitabas habitaciones con paredes blancas, allí se robaron tu sangre, te castigaron sin sentido de inteligencia, el frío de las hebillas heló tu perspectiva de tolerancia y te apartaron para siempre de tu carne próxima, aquella que saliera de tu vientre.

Caminante, hoy brindas testimonio de tu castigada existencia, de tu estado mental pulcro que sueña con el ayer para abrazarlo mañana.

Autor: Raúl Silverio Carbajal
© Copyright - All rights reserved 21 Agosto 2012

sábado, 11 de agosto de 2012

Lobo























Desde hace cuatro siglos habito en el bosque de las almas perdidas, donde no hay mortal que se atreva a ingresar y sobrevivir en la espesura de sus misterios y de su homicidios que suenan en cantos y leyendas.

Yo, observo desde el oscuro de las mantas, desde el tropel del viento cómplice que trae las algarabías de los gitanos y sus desposes frente a hogueras de fuegos diferentes y rituales de apareamiento indócil.

Yo, aguardo capturado desde la maldición de la vieja gitana ya fenecida en el fértil de la tierra, aguardo tu natalicio para protegerte de los bastardos, aguardo tu fase de fémina núbil para volver a mi estado humano y poder desposarte y engendrar la nueva raza en la faz de los gitanos.

Yo, el príncipe gitano de la séptima luna, aguardo mi presea desde mi destierro.

Pronto...

Autor: Raúl Silverio Carbajal
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domingo, 5 de agosto de 2012

La Dama y la Rosa



















Aromas sensitivos en la suave textura húmeda de tus labios rojos.

Aromas con sabor a carmín que se confunde con el vino y la rosa cuando el inicio de la noche explora el sortilegio de las escarchas compartidas.

Dama cercana a mis sentidos que no se amilanan a la distancia de los tiempos esquivos, inexpugnables y extraños cerca de mi fe y de tu corazón.

Autor: Raúl Silverio Carbajal
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jueves, 12 de julio de 2012

Lejanía... De La Dama



Antes del mediodía, el torpe silencio de líneas, hiere a esa pobre alma mía que arrancaste desde el lejano inasible que nada sabe.

Las barreras de inexistencias, se agolpan desde las mentiras de tus palabras hacia mis  oidos que perciben tus susurros del entonces delirio por tus preceptos dulces que envenenan con fría ternura, disolviendo un hermoso mundo creado solo para ti.

Autor: Raúl Silverio Carbajal
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domingo, 8 de julio de 2012

Arena y Nubes





Los  pertrechos remedan el símbolo de los bohíos.

La arena se cuela por las rendijas de las esteras amarillas con la facilidad de la confianza de dos primos cercanos.

El frío cala en los soportes de las carnes y humedecen las astillas de los maderos flacos sobre sedimentos extraños que se combina con el hierro polvoriento que enceguece las vistas cuando se vuelven inoportunas.

El silbido lejano acusa la carencia, los ladridos de los perros acusan la visita de un invasor, la alegría ingenua de los niños con sus cánticos y risas cotidianas, logran que las nubes dibujen siluetas en el cielo para jugar con ellos.

Autor: Raúl Silverio Carbajal
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domingo, 1 de julio de 2012

Ángel sin Pupilas del Sol

       
          I

Ángel fémina ausente y sin voz

Ángel sin pupilas del sol

Te quedaste quieta en los hielos perpetuos, libre de la muriente ánima del infame mortal causante de tu desamor que tentó la ira de tu creador.

          II

El estío ha fenecido lejos de las memorias

La luna de estampa en blanco y negro se ha caído de tus tactos, y el horizonte de urbes y océano, se ha disecado en un lienzo rasgado.

En el limbo se exclaman nombres que nadie alguna vez a escuchado, y tu nombre se pronuncia en los espacios de apariencia dócil, lejana, hermosa y cautiva en el vástago del ajeno infiel.

          III

Son tus manos frías que sucumben al vaivén de tu espada inerte.

Son instantes la lucidez del hermoso albedrío de la cópula, la posesión y los delirios de ternura que tentó la ira de tu creador.

          IV

Ángel fémina ausente y sin voz

Ángel sin pupilas del sol

yo, el infame mortal, te amaré escabulléndome de los gendarmes de tu credo, te alcanzaré y besaré tus labios con el calor de un corazón que no puede ser violentado por las bestias que hostigan y que envía tu creador.
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Autor: Raúl Silverio Carbajal
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domingo, 29 de abril de 2012

El Beso de Las Artes




Bajo el atardecer de un día penúltimo de abril, el pueblo durmiente aceleraba el monótono ruido de los pasos en los incautos, sobre aceras que anduve contigo en busca de un poco de paz.

Las conversas casuales con final dual, se acomodaban en cada articulación prolongada que propone el misterio del gris, convertidos en sonetos para tus memorias de dama y tus movimientos de mujer; de aquella dama que busqué en el pasado y que no encontré.

Caminábamos en esa libertad de las memorias hacia lo lejano del ruido y de conocidos, huíamos de la vista de aquellos que no miran nuestros cuerpos, pues no cabemos en sus retinas carente de pulcritud; luego, de una caminata de un cuarto de hora, llegamos a una estancia de paredes color verde con luces cálidas y piso blanquecino, nos ubicamos en los sillones bajo la terraza, donde el viento era el unánime testigo del encuentro de nuestros ojos con sus almas. Allí, en esa estancia, te confesé el misterio de los días que se convirtieron en siglos, del ángel que amó a una mujer, de mis sentidos para tus conceptos, mientras el sabor del frío cítrico gustaba en el paladar; oí tus palabras y las pulsaciones de tu grácil corazón, de tu convencimiento sin dudas para un camino donde se guardan los sortilegios que seriamos ambos.

El tiempo acumulado en la estancia dejaba entrever la presencia del nocturno, salimos del lugar para guarecernos en los ajenos, en los extremos de las vías ligeramente vacías de seres nómadas, donde fue el continuo del preámbulo de las conversas extrañas en la tenencia de tus ojos; hubo unos zig zag de pasos, unos zig zag de palabras trémulas que nos acercaron, me ofreciste tu cuello el cual besé con el sabor de tu aroma, y mi abrazo te capturó en el instante, desvié mis labios hacia los tuyos para engendrar un beso que al inicio rechazaste y que terminaste aceptando con toda tu voluntad de un cielo unísono, y fue, un beso con esa idiosincrasia en tus pequeños labios, en  tus hermosos pequeños labios de amor de mujer con el sabor de tu nombre, entonces, empezaba nuestro tiempo, ese hermoso tiempo capturado de amor y libre de conciencia para las noches de terciopelo bajo lumbres que dibujarían nuestras siluetas sobre espacios furtivos en la calle de las artes.

Autor: Raúl Silverio Carbajal
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lunes, 19 de marzo de 2012

Mi Hermoso Ángel de Luz



















I

Mira lo que me has hecho ángel fémina de luz, mi hermoso ángel de luz

 II

Sonreía contigo en esa distancia sutil de tu creencia y la mía, en las argucias de las auras, entre las suaves telas de tus alas, y en tus ojos juguetones bajo copos de nubes de los aires lejanos.

En el amanecer hasta el telón de las primeras sombras, te contemplaba en los caminos polvorientos, ¿recuerdas el polvoriento blanco de las vías bajo el inclemente sol y un crucifijo cercano en el olvido y nuestras siluetas en el polvo inerte?

Oh mi ángel de luz, mi hermoso ángel de luz.

Me detenía a observarte en el sabor de un beso con aroma a vino en tus labios pequeños, en aquel rincón destartalado donde sueles guarecerte y que nadie conoce; en aquellas sombras de ramas de árboles que cobijaron las imágenes estáticas, y la luna en blanco y negro que te obsequié cuando la estrella era en dirección sur.

Oh mi ángel de luz

Tu estancia cae en mi desatino de creencia, y no lo puedo evitar.

III

Crucé el océano diferente, el aturdido espacio donde vagan las almas y quebré el tiempo junto al destino para llegar a ti.

Obtuve el color del  mortal para aproximarme a tus sentidos de urbe, y solo bastó una simple articulación de verbos para que te dieras cuenta de que yo estaba en tu vía desde hace siglos, que te había encontrado y que no te dejaría, aunque el nefasto interfiera en lo ajeno.

Seguí la luz de tus pasos, de tus sutilezas y de tu virtud, en aquellos días y sus noches con sus farolas que iluminaban nuestros rostros, cuando el silencio del viento observaba el hermoso amorío.

Pero, tu eres el ángel de dios, de un dios cruel que te arrebató de mi fe y te entregó al placer mundano de un mortal, y en el intento de perpetuarme contigo, dijiste que no, y no te vi alejarte, no te oí despedirte, no sentí el temblor de tu cuerpo con su tibieza que congeniaba con la mía, y me quedé vacío, extraviado y sin sentido, con tu nombre en mi conciencia y tu lejanía en mis ojos.

Mi hermoso ángel de luz. Volveré a cruzar el océano diferente, el aturdido espacio donde vagan las almas y quebraré el tiempo junto al destino para llegar a ti, otra vez, y no habrá dios que te separe de mi lado jamás, porque dios entonces ya no existirá.

Autor: Raúl Silverio Carbajal
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domingo, 11 de marzo de 2012

Observándote








Observándote desde la lejanía y cerca de la memoria, mi hermosa dama, tan lejos del bullicio y de los insensatos nefastos, entre colores celeste cielo y blanco arena que asemejan a las telas de tus días festivos, tan cerca de los espejismos que no saben dibujarte.

En el ego de las ánimas, aún conservo tus melodías, tus facciones y cada arrebato de seducción de tus ojos marrones, en el estío compartido y polvoriento, o en vías de asfalto oscuro como los destinos ajenos que observan desde ventanales como a dos simples transeúntes que cruzan las delgadas aceras del nocturno.

Autor: Raúl Silverio Carbajal
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martes, 6 de marzo de 2012

En la Desesperación de Abrazar al Cielo



 En la desesperación de abrazar al cielo
 
En la lejanía de las vivencias sin auras, en el marchito de las voces  sin voz, aguardan los desposeídos de la gracia, aquellos que abandonaron sus almas en los desiertos de los espejismos de los sentenciados.

Las primeras núbiles, saciaron con sus cuerpos intactos a los peregrinos azules, ellos llegaban adornados con sus estandartes de fe tan impura como su banal creencia de paz, otorgando  la ansiada libertad a los bastardos que siguieron sus pasos en el fango de sus lienzos blancos.

El tiempo es próximo al fin de los días en la cercanía del mar, en la cercanía del tropel del hermoso fuego tornasol e idólatra como su antecesor que trae el linaje del temporal.

La necedad de abrazar al cielo es imposible y hermosamente tardío.

Autor: Raúl Silverio Carbajal
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En el Intento de Tocar el Cielo



Cuando las auras logran el cotidiano de acciones ajenas, tan vulnerables que intercambian con aquellas propias a la media mañana de cualquier día que no aguarda a la noche, pues la carencia del tiempo se remonta hacia el génesis diferente, ante un dios observante y sin privilegios, es cuando deseo tocar el cielo.

En el tiempo de los peregrinos azules, cuando estos desafiaban a los infieles para hurtar el sabio conocimiento del oscuro.

En el tiempo de los romances y de orgias tan hermosas y sutiles hasta el hartazgo de las sienes y de los tactos pulcros sobre santuarios abiertos.

Entonces el cielo podía esperar.

Autor: Raúl Silverio Carbajal
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viernes, 17 de febrero de 2012

Amigo


En una mañana tan clara como el mediodía, un niño encuentra a un amigo de pelaje polvoriento sobre la vía del tren.

El niño lo acaricia, comparten una amistad con idiomas diferentes que no son el obstáculo para congraciar para las sonrisas de pelajes y dermis.

Es una buena señal.

Autor: Raúl Silverio Carbajal.
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miércoles, 8 de febrero de 2012

Hartazgos Sin Respuestas

En el hartazgo del observar.

En el hartazgo de la percepción.

En el hartazgo de la frialdad del sentimiento vacío y confuso, luego del cobijo agradable sobre el terciopelo tibio de la dermis y en la intranquilidad de los espacios, percibo la desesperanza de manera no sutil.

En el hartazgo del accionar con lazos invisibles y cambiantes en las vías pulcras y ocultas, tan cercano a tu nombre, las interrogantes se han convertido en la inutilidad, pues decir un ¿por qué? es en vano, el crucifijo no da respuestas, un dios clavado en el madero, no quiere existir.

Autor: Raúl Silverio Carbajal
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sábado, 7 de enero de 2012

Fantasmas




Un corazón extraño produce latidos monótonos, complicados y estrictamente desapercibidos.

La respiración sin sentido agolpa el cansancio producto de eternas caminatas junto a desconocidos que saben absolutamente nada de los abrazados en noches de gritos silentes.

Los pasos deambulan en el triste observar de la memoria guarecida en los espasmos de imágenes febriles y hermosamente magníficas para un mundo desolado.

Se pierde el uso de la razón y la sensación diferente recorre el sistema nervioso que intenta discernir la ocurrencia para despertar en el salón natural y lejano del bosque.

El sobresalto escapa del aliento y los ojos turbios se aclaran de manera intempestiva antes de la aparición del raciocinio.

Es la hora de los fantasmas, en el bosque de los fantasmas.

Autor: Raúl Silverio Carbajal
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jueves, 5 de enero de 2012

A Oscuras



A oscuras del sol

A oscuras de la luna

A oscuras de los cielos sin dios

A oscuras del limbo en donde deambulan las almas extraviadas, se oye una letanía a solas, un murmullo que recita a un nombre de fémina que se dibuja en la invención de la memoria que no quedó en el fango del leteo.

Una sombra con silueta de hombre se cobija entre mantas de imaginación, y desde sus ojos rojos brotan lágrimas de pus mientras el desdichado lanza una mueca a manera de quebrada sonrisa.

La hermosa locura es el vaivén de sus pensamientos, en esa quieta eternidad que le abraza mientras rasga las tules del albedrío de los ausentes que le acarician.

Una imagen de fémina de textura exquisita que dibuja en su mente sutil, se ha convertido en su paz y redención, cerca de los sin gracia y lejos del ángel que le apertura una esperanza de luz a oscuras del sol, a oscuras de la luna, a oscuras de los cielos sin dios.

Autor: Raúl Silverio Carbajal
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