Las manecillas del viejo reloj que yace colgado en una de las paredes de mi habitación color gris, suenan monótono con sus chasquidos iguales que a los anteriores segundos. El viejo reloj ya marca pasada la medianoche y se inicia el sueño invertido, y, tan solo atino a observar tu presencia con mis pensamientos a voluntad consciente mientras la materia se hace inmóvil.
Las frases en pensamiento son unísono que buscan tu paz:
Arráncame la piel que una vez acariciaste con ternura.
Arráncame el aroma que alguna vez se quedara en tu piel y en tu olfato.
Arráncame los sueños para contigo que una vez fui confeso ante tu faz de canela hermosa.
Arránca de mis labios el sabor de tus besos y de mis oídos tus arrullos satisfechos.
Arráncame los sentidos y se mi homicida, tal vez de esta manera, por fin pueda ser feliz.
Autor: Raúl Silverio Carbajal
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foto: google
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