A las auras enamoradas en el amor genuino, no se les puede mentir ni enviar al extravío, estas saben encontrarse
en los libres laberintos de la desidia engañosa y amable que ofrece el
día a día los rostros ajenos y conocidos sobre vías que la gran mayoría
conoce como realidad, lo cierto es que aquello que se conoce como
realidad, es lo absurdo y tedioso que involucra todo un
sistema articulado en las conciencias del ser humano que se ha
convertido en un autómata sincronizado en la absoluta infelicidad
marcada en patrones de sonrisas sensibles.
Los cuerpos o
materias hacen de transito que albergan a las auras, el cual mediante,
desglosan señales de libertad cuando los espacios se acortan para luego
brillar en los ojos; y las auras, sinónimos de almas, se fusionan y
utilizan sus cuerpos para amarse en los espacios vacíos que deja la
matrix, pero es la matrix quien se encarga de adjuntarles distancia
corpórea además de lumínica, amparándose en acciones pasadas o actuales
que involucran compromisos superfluos y adrede con los estigmas de lo
prohibido y del veneno de la sociedad furtiva y obligatoria en tareas
delegadas para los pseudos entrometidos, o como yo les llamo, los
nefastos.
Aún, en estas situaciones de existencia eh podido
lograr el alcance del aura en su expresión hermosa frente a la hermosa
que calma en el sin sentido de lo articulado, aunque aquello involucre
salirme del sistema y orden que dicta la falsa virtud tan culpable como
imbécil que acusa, y con todo el dolor e impotencia de mi corazón, he
visto el alejamiento de la sonrisa genuina, y tal acción, duele y mata
en una muerte sinónima de condena en el tiempo capturado. Eh visto el
alejamiento de la hermosa, adsorbida por el sistema inútil a la
felicidad real y literal. Puedo decir que soy un infeliz, un desgraciado
infeliz que continúa con su mejor carta que no es otra cosa que mi
aura. Yo, convertido en un individuo triste bajo la inmensa lluvia del
odioso sistema de la matrix, un individuo solitario que camina por
calles amparándome en creencias de fe orígenes cuando todo recién
empezaba, y en mi estado puedo asegurar que no estoy derrotado,
simplemente estoy despierto, envuelto en un cuerpo material que omite al
tiempo, hasta lograr el destino que no es otra que simplemente tú, mi
hermosa dama que lees estas líneas.
Autor: Raúl Silverio Carbajal
© Derechos Reservados
foto: google